Momentos para recordar.

Momentos para recordar.
Podemos volar.

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lunes, 28 de mayo de 2012

~Capitulo 10-.


~Capitulo 10-.
Llegué a casa y cené con Sara y mi padre, cogí el portátil y me metí al tuenti, nada, Sandra no había contestado. Me metí en el perfil de Valen y ví que había empezado con Elena, la chica que más odio, el día que hacíamos 5meses. Me desconecté y me metí al Facebook, vi 7 peticiones de las 7 chicas con las que había estado esta tarde, las acepté. En ese momento Bea me empezó a hablar:
-Hoooooola:D
-Hola Bea(:
-¿Qué tal?*o*
-Genial ¿ y tú?
-Muy bien jiji Me alegro:$
-Y yo jajaja.
-Oie, ¿ te puedo llamar Her, de Hermana?$:
-Claro jajaja, ¡que maja!:$
-Jajaja y loca eh, no me quites títulos que me enfado.
-Jajaja Pues no te los quito.
En ese momento sonó el timbre, dejé el portátil sobre el sofá y fui a abrir, era Pablo, le invité a pasar, me despedí de Bea y salimos al jardín. Nos sentamos en la hierba, bajo las estrellas, y empezamos a hablar:
-Oie ¿Por qué me has besado antes, delante de Penelope? – me sonrojé-.
-Porque me gustas y me apetecía besarte, aparte quería que Penelope me dejará en paz, cuando te besé casi te ahoga allí mismo jajaja.
-A mí también me gustas – se me escapó una risita nerviosa, casi como un susurro -.
-Oish, que  te pones roja ¿eh? Jajaja. Que mona que eres.
-Jajaja cállate que me pongo peor. ¿Y porque quieres que te deje enpaz?
-A mí esa chica antes de llagar tú me gustaba, estábamos apunto de salir, pero te conocí y me empezaste a gustar y no quiero nada con ella, pero insiste y al final tuve que quedar con ella para aclararlo todo. Ahora ya está aclarado jajaj.
-Jajaja que malo.
-No, simplemente quiero estar contigo y nadie más.
Que roja me puse en ese momento, se acercó a mis labios para besarme y de repente le sonó el móvil, era ella:
-Joder, que oportuna..
-Jajaja va cógeselo pobrecita.
Lo cogió y empezó a hablar con ella, quería que lo deja en paz, ella se negaba y discutieron poco,  tardó unos minutos en colgarle:
-Dios, ¿ como me pudo gustar esa?
-No losé, tú sabrás jajaja.
-Jajaja, que tonta estás ¿eh?
-Quizás, pero así estoy perfecta ¿no? Jajaja.
-Va cállate y no digas más tonterías jajaja.
-Callamete tú JAJAJA – me levanté y me puse a correr alrededor de la piscina – cógeme lento.
-Jajaja ¡venga!
Me perseguía, corrimos un rato y me resbale, caí a la piscina como una piedra y Pablo no paraba de reírse:
-No te rías jajaja.
-Si te ríes tú también jajaja.
En ese momento se lanzó a la piscina conmigo, me ahogó y empezamos a jugar como tontos. Se pasaron las horas y ya eran las 12’30. Me besó de nuevo y salió de la piscina, más tarde salí yo. Se despidió de mí y se fue a su casa, yo me quité la ropa y me quedé en ropa interior, no iba a entrar mojada en casa. Subí a mi habitación y me cambié, me sequé el pelo y bajé. Cogí el portátil y me metí en el Facebook, nada más entrar, las chichas me metieron en una conversación de 8:
-Sabrinaaaaaaa(L) – Saludó Bea -.
-Hola(L):$ -Contesté – Heer (L)
-¿Quieres venirte mañana con nosotras? – comentó Sara-.
-Jajaja vale, ¿Cuándo y donde?.
-Pues a las 5 en  .. en un país multicolor (8) – contestó Andrea – jajaja.
-Ala ¿Qué dices? Jajaja, en el parque del caballo – contestó Thais -.
-Jajaja, allí estaré ¿ puedo llevar a Pablo?
-¡Claro!, todas llevaremos a nuestras parejas jajaj – contestó Isa -.
-Venga, allí estaré, un beso cariños buenas noches (L)
Me desconecté, cerré el portátil y lo dejé en la mesa del comedor, les di las buenas noches a Sara y a mi padre y me subí a mi habitación con el móvil. Me tumbé en la cama y llamé a Sandra, 1h hablando. Nos despedimos, cerré las luces y  me quedé acostada mirando el tragaluz del techo ¿qué estaría haciendo ahora Pablo?


~Capitulo 9-.


~capitulo 9-.
Sonó mi tono de notificación ‘’Tú recuerdo’’ de saik, miré el Whatsapp y vi que era Laura:
-Hola(:
-Hola Laura(:
-¿Qué tal?
-Muy bien ya tengo  los zapatos limpios jajaja ¿y tú?
-Jajaja, lo siento mucho de verdad. Muy bien. Oie, ¿quieres venirte hoy con migo y unas amigas?(:
-Claro :D.
-¿Conoces el Centro Comercial?
-Sí, fui allí el primer día jajaja.
-Jajaja la ropa que no falte.
-Claro, jajaja.
-Estate a las 4’50, hemos quedado en el Starbuck’s a las 5.
-Vale, un beso cariño(:
-Otro (L)
Salimos del cementerio y volvimos a casa. Me pasé todo el viaje pensando en mi madre. Llegué a casa, subí a mi habitación y me puse a ver el álbum de fotos, salía con mi madre en todas. Solo ella y yo de pequeña. Acabé de verlo y me fui a ducharme, acabé y me sequé el pelo, aún me notaba rara con aquel look. Salí con la toalla envolviéndome el cuerpo y subí a mi habitación. Me puse los shorts marrones y la camiseta básica roja con unas sandalias romanas negras. Cogí el móvil, las llaves, el monedero y lo metí en el bolso negro. Avisé a mi padre y a Sara de que me iba y que volvería a las 9. Salí, cerré y en el jardín de enfrente me encontré con Pablo:
-Pequeña – me dijo muy alegre-.
-Tonto – le sonreí-.
-¿Dónde vas tan arreglada? Jajaja.
-He quedado con una chica y sus amigas ¿ y tú? Jajaja.
-He quedado con una chica jajaja.
-Oh.. pásatelo genial ¿vale? No le hagas nada raro eh, jajaja.
-Prometido jajaja, va no te aburras. –Me dio dos besos y me fui-.
Caminé un rato y llegué al CC, allí me esperaba Laura, Unos shorts negros y una camiseta básica roja, casi guales:
-¡Hola Sabrina! – me dio dos besos y nos metimos dentro del CC-.
-Hola Laura – le sonreí y la seguí-.
Llegamos al Starbuck’s y allí estaban 6 chicas sentadas riéndose:
-Chicas, está es Sabrina, es nueva en el pueblo. Ellas son  : Andrea, Thais, Isa, Bea, Sara y Maica.
Las 6 chicas se levantaron y me saludaron:
-Hola cariño, yo soy Andrea – dos besos-.
-Yo soy Maica, jiji – Me abazó y se volvió a sentar -.
-Yo soy ¡Beeeeeeeeea! Jajaj –Me dio dos besos y una sonrisa -.
-Y yo la Thais, la más mejor! Jajajaj – me abrazó y se sentó-.
-Yo soy Sara cielo jajaj – dos besos-.
-Y yo la Isa jajaja encantada – dos besos-.
Todas eran de estatura mediana, pelos claros y largos, majísimas todas:
-Ven  cielo, siéntate entre Andrea y yo – me dijo Sara con una sonrisa en la boca-.
-Bueno, ¿ de donde eres Sabrina? – Preguntó thais-.
-De un pueblo en la costa del oeste.
-Que bonito, ahí voy a ir yo de vacaciones algún día jajaja – dijo Maica-.
-Jajaja, ¡eso crees tú!. Bueno, ¿Por qué te mudaste? – preguntó Andrea-.
-Mi madre murió.. y nos mudamos para olvidar todo aquello..
-Oish.. lo siento muchísimo cariño – me dijo abrazándome -.
-Nada, está superado – le sonreí-.
-¿Y conoces a alguien aquí?- preguntó Isa -.
-Sí, a mi vecino de enfrente Pablo Gardés, hemos quedado todos los días desde que estoy aquí.
-¡QUE DICES! – gritó Laura – Ese es el chico que le gusta a la asquerosa de Penélope ¡JAJAJA! Tienes que conseguirlo ¡eh!
- Jajaja, estamos casi juntos la verdad – me sonrojé -.
Seguimos hablando un rato y decidimos irnos a dar una vuelta, pagamos y salimos. En ese momento pasaba por allí Pablo acompañado de Penelope:
-Pequeña – me sonrió -.
-Tonto – Me acerqué y le di dos besos, las chicas no paraban de mirar-
-Jajaja, osea, ahora quedas con las pijas.
-Claro, y tú con otras jajaja.
-Claro, pero para mí sabes que solo existes tú – en ese momento me puso las manos en las mejillas y me besó, las chicas empezaron a gritar, yo me sonrojé, Penélope estaba furiosa de ver aquel beso-.
-E-em.. jajaja..
-Jajaja que tonta, te has sonrojado.
-Tss, va cállate y vuelve con la chica que se enfadará si la dejas plantadas – le di dos besos y siguió caminado junto a aquella pelirroja -.
La chicas no paraban de atosigarme con preguntas, de reírse de Penelope, de alegrarse por mi. A las 9 me despedí de ellas y volví a casa pensando en aquella maravillosa tarde.





~Capitulo 8-.


~capitulo 8-.
Me dirigí hacía la sala en la que estaba Sara, en ese momento los vi aparecer, Sara llevaba unas muletas que mi padre le había traído, y una escayola hasta medio muslo:
-¿Tanto tienes?
-Si, me he torcido el tobillo, 1mes en cama..
-Que torpe eres Sara, si necesitas algo, Me lo dices ¿eh? – le sonreí para que se calmara-.
-Vale – me devolvió aquella sonrisa-.
-Vamos hijas – nos dijo nuestro padre – quiero enseñaros un lugar.
-¿Cuál? – preguntamos a coro Sara y yo-.
-Ahora lo veréis, salimos del hospital y llegamos al aparcamiento, subimos al coche, metimos las muletas en el maletero y nos dirigimos rumbo a ninguna parte. De repente, paramos delante de un cementerio, bastante ostentoso, y repleto de flores. Seguimos a mi padre y llegamos a una lapida negra, una foto de una mujer muy bonita,
 ‘’María Alonso García’’                                                                                                   .         ‘’1963 – 2012’’
-¿Qué hace aquí mama..? – pregunté -.
-He pedido que la traigan aquí, quiero poder seguir viniendo los domingos a visitarla.
-Papa, para acordarte de ella no tienes que venir cada semana, puedes recordar cada segundo a su lado, venir 1 vez al mes..
-Ya, pero quiero seguir viniendo a verla, traerle flores, lo que pasó pasó y no se puede solucionar, pero traerle flores durante muchos años, como hacía antes, cada semana, no quiero cambiar esa rutina que tanto me gustaba.
-Es tú decisión, yo vendré una vez al mes. Nada más.

‘‘13 de enero del 2012’’
-Que frio hace Valen.
-Ven aquí princesa –me cogió por los hombros y me abrazó muy fuerte - ¿Mejor? – me sonrió y me volvió a arrimar a el -.
-Muchisimo cariño – le di un beso – que bonito es todo esto nevado ¿ no crees?
-Si, es precioso, lo malo es que está fría.
-Jajaja si..
Continuamos caminando hacía el cine entre risas y mimos en aquella fría tarde de invierno. En ese momento me llamó mi padre al móvil ¿ que quería? Lo cogí:
-Sabrina, ves a recoger a Sara e ir a casa inmediatamente, tenemos que irnos al hospital, en 15 minutos estaré – Tenía la voz entre cortada y muy nerviosa, parecía que lloraba -.
-Vale, ¿pero que ha pasado?
-No puedo contarlo ahora, adiós – y me colgó-.
Me giré a Valen y se lo conté, me despedí y le prometí que esa noche lo llamaría. Llame a Sara y le dije que fuera a casa, que allí la esperaba. Llegué a casa y Sara estaba en la puerta, nos sentamos y esperamos a mi padre. 5 minutos más tarde apareció y sin decir palabra, subimos al coche. No entendía nada ¿ que había pasado?, atosigué a mi padre con miles de preguntas que no tuvieron respuesta, corría mucho por aquella carretera que llevaba al hospital. Tenia miedo. Llegamos y aparcó el coche, empezó a correr a dentro del hospital, lo seguimos, llegamos a recepción y mi padre habló llorando y muy nervioso con la enfermera que había, nos dijo que lo siguiéramos y llegamos a la sala de espera de la UCI:
-Hijas – nos empezó a contar llorando como nunca lo había visto llorar – a vuestra madre mientras compraba, se ha encontrado en medio de un tiroteo. 
-¿!QUEEEE!? – grité llorando – ¿!ESTÁ BIEN!?
-No lo sé, nos tiene que avisar.
Esperamos 4h en la sala de espera, y apareció una enfermera, vino con una cara de tener pocas noticias:
-¿Son la familia de María Alonso García?
-Si.. – contestó mi padre intentado no llorar -.
-Tengo malas noticias, su mujer a entrado en coma cuando la traíamos en la ambulancia, tiene graves fracturas craneales y los órganos vitales en muy mal estado. No creemos que se recupere. Lo siento.
Abandonó la  sala, yo estaba de pié al lado de mi padre, no me podía creer que mi madre estuviera muriéndose, miles de recuerdos azotaron mi mente, caí de rodillas al suelo y empecé a llorar, a gritar, como si me estuvieran desgarrando la piel. Mi padre estaba queito, no se movía, dudo que respirara en aquellos momentos. Le caían lagrimas de los ojos como si se estuviera tirando agua ala cara una calurosa mañana de verano. Sara lloraba, golpeaba las paredes con toda su fuerza, no podía, parecía que iba a romper aquella pared de un solo golpe. Me levanté, no podía pensar en otra cosa que no fuera en mi madre, ¡SE ESTABA MURIENDO JODER! Corrí hacía donde estaba ella, aparte a los médicos y me subí a la camilla de rodillas, la abracé llorando, no me intentaron apartar, supongo que comprendían por lo que estaba pasando. Le hablaba, le gritaba que se despertara que no me abandonara allí. Mi padre y Sara entraron en la habitación y rodearon a mi madre, la abrazaron , la besaron, le gritabas que volviera, que no nos dejara. Pasaban las horas, yo no me quería levantar, no podía apartarme de mi madre, en ese momento las maquinas empezaron a hacer líneas rectas, no había movimiento, mi padre apretó un botón y los médicos vinieron, no me levanté no quería, me eche hacia atrás, le dieron descargas eléctricas, la línea seguía recta, sin movimiento, les aparte llorando gritando como nunca, se había ido. La abracé, la besé y lloré hasta no poder más. Pasaron las semanas y no fui a clase, Valen venía todos los días a visitarnos, poco a poco lo superé, no me quedaba más remedio. Me acostumbré a su ausencia, aún la echaba de menos pero podía vivir solo con su recuerdo.








~Capitulo 7-.


~CAPITULO 7-.
Me desperté con los gritos de Sara, ¿ que está pasando? Me levanté de un salto y bajé las escaleras lo más rápido que mis piernas me permitían, llegué a la cocina en unos pocos segundos y allí estaba, Sara en el suelo llorando, ¿ y mi padre? Acudí enseguida a ayudarla:
-¿Estás bien? –dije medio ahogándome-.
-No, me duele mucho el tobillo – la pobre tenía lagrimas en los ojos – llévame al médico, por favor.. – dijo con la voz entre cortada-. 
-Espérate aquí -  le puse un poco de hielo en el tobillo – ahora bajo.
Subí a ponerme unos vaqueros y una camisera, lo primero que vi en el armario, cogí el móvil, las tarjetas sanitarias y dinero. Bajé y ayudé a Sara a levantarse, iba coja. Fuimos a la puerta y la apoyé en la pared, cerré con llave la puerta, llamé a pablo y vino a ayudarme con Sara, cogió el coche de sus padres y nos fuimos al hospital, de camino le mandé un mensaje a mi padre contándole lo que había pasado. Al llegar fui directa a decírselo a la secretaría que sacó una silla de ruedas para Sara:
-Sara, ¿y papá?
-Trabajando.
-¿Y como te has torcido el tobillo? – preguntó pablo -.
-Pues que me había dejado el móvil en la encimera y me estaban llamando, fui a cogerlo rápidamente y me caí.
-Estás tonta – le dije con una sonrisa -.
-Se nota que somos hermanas – me devolvió la sonrisa -.
En ese momento mi padre me llamó al móvil:
-Ves fuera y cógeselo, yo me quedo con Sara – En ese momento Pablo me ‘’echó’’ de la habitación sonriéndome -.
-Vale, no tardo.
Salí fuera del hospital y cogí el móvil a mi padre, me dijo que tardaría unos minutos en llegar, que lo esperara en la puerta para saber donde estaba Sara. Llegó unos 5minutos más tarde, le acompañé donde estaba Sara, le pedí a Pablo que me acompañara a la cafetería, tenía hambre. Pedimos un bocadillo y salimos fuera a comerlo:
-Gracias Pablo, estos días me estás ayudando muchísimo.
-Lo hago por gusto – me pasó la mano por el pelo y me dedicó su mejor sonrisa -.
-Gracias por traernos, de verdad.
-Podríais haber echo auto-stop jajaja.
-Que tonto eres ¿eh? Jajaja.
-Al menos te quito un poco de preocupación.
-Ya jajaja, gracias cielo.
-Oie, dejemos lo del río para otro día, prefiero que estés con Sara.
-Esta bien… preferiría haber ido al río, pero vale.
-Jajaja, otro día pequeña.
-No soy pequeña ¡tsé! Jajaja.
-Jajaja para mi sí – me dio un beso en la frente – me voy a casa, más tarde voy a veros ¿ te parece?
-Claro, tráete el bañador y nos bañamos en la piscina, hoy no te libras jajaja.
-Jajaja vale, hasta esta noche.
-Adiós.
Se fue y yo fui donde Sara, por el pasillo me encontré con una chica de mi edad, estatura media, pelo largo moreno y ojos grandes y oscuros. Se tropezó con la alfombra y sin querer se le cayó el café encima de mis sandalias:
-¡OSTIA! Lo siento , de verdad, ahora te lo limpio, lo siento – cogió un par de pañuelo y se agachó-.
-No mujer, no pasa nada jajaja – le impedí que se arrodillará-.
-Lo siento. Soy Laura –me dio dos besos y no paró de sonreírme-.
-Yo Sabrina, encantada.
-¿Eres nueva aquí? Nunca te he visto.
-Sí, llegué hace menos de una semana.
-Jajaja cuando quieras yo te enseño esto.
-Cuando quieras jajaja, ¿tienes whatsapp?
-Claro – nos pasamos los teléfonos y hablamos un rato - ¡flipa! Tengo que irme a ver a mi abuelo, ya hablaremos Sabrina. – me dio dos besos y se fue – ya hablamos por whatsapp.
-Claro, Adiós.


domingo, 27 de mayo de 2012

~Capitulo 6-.


~CAPITULO 6-.
Cuantos arboles alrededor, altos, tan altos como rascacielos, apenas se veía el sol, simplemente luz. Tardamos 5minutos en llegar, me quité el casco y bajé. Aquel lugar desprendía magia por todos los lugares, flores de todos los colores, texturas y olores, arboles pequeños, grandes, y un rio de agua clara como el cristal. Me quedé asombrada al ver aquel lugar, pensaba que esos lugares solo existían en las películas:
-Wow.
-Si, la verdad es precioso este lugar.
-No me imaginé que un lugar así existiera de verdad.
-Jajaja pues parece que si.
-¿Cómo conoces esto?
-Mi madre me lo enseñó cuando era pequeño.
-Tú madre si que sabe jajaja.
-Si – se giró y me sonrió – pero lo más bonito de este lugar eres tú.
-Que tonto – me puse roja, muy roja ¡Que vergüenza! -.
-Jajaj es posible.
-¿A que no me coges? – empecé a correr por todo el claro-.
-Claro que si – me persiguió corriendo -.
Estuvimos persiguiéndonos un buen rato, risas y más risas. Corriendo, sin saber como, llegamos a un acantilado, me paré asombrada, era precioso:
-Madre mia.
-Wow, este lugar no lo conociá.
-Yo te lo enseño, mira, por ahí abajo, hay arboles, más adelante otro río, y arriba, el cielo jajaja.
-Que buena guía jajaj.
-Gracias jajaj.
-¿A que hora tienes que estar en casa?
-A las 9 o 9’30.
-Son las 8. ¿Quieres bañarte un rato en el río?
-No he traído bañador..
-Da igual, en ropa interior jajaja.
-Desnudos ¿no? Jajaj.
-Por mi no hay problema jaja.
-Va, otro día me traigo el bikini.
-¿Mañana? No tengo nada que hacer..
-Claro, sería fantástico.
Me cogió de la mano y volvimos al claro, nos sentamos en la hierba y me puso una rosa en el pelo. Que bonito. Volvimos a reírnos, y a jugar como si de dos críos se tratara. Me gustaba estar con el, me sentía libre. Nos tumbamos en la hierba, me abracé a el y me pasó su brazo por el cuello, nos pusimos a ver las estrellas, era tarde, me daba igual que mi padre me echará la bronca, me sentía feliz:
-Que bonito es esto..
-Si, nunca había estado tanto tiempo con una chica..
-Soy la primera.
-Eso parece, y me encanta que lo seas.
-Que mono que eres.
-Eso no es verdad eh jajaja.
-Pues si cabezón.
-Mucho, pero así soy y te vuelvo loca, losé jajaj.
-¿Perdona? No me vuelves loca tss.
-Jajaja esta bien, yo lo estarás.
-Ya se verá jaja.
-Vamos, que ya es tarde.
-Vale.
Nos levantamos, nos pusimos bien la ropa y la limpiamos de hierba. Antes de subirnos a la moto, la rosa del pelo se me había caído, me la colocó de nuevo y me ayudó a subir. Llegamos a las 10’30 a casa, nos despedimos con dos besos y muchas sonrisas:
-Mañana acuérdate que vamos al río jaja.
-Es verdad, yo pensaba irme de compras con mi madre, casi se me olvida jajaja.
-Jajaja ¿pasas a por mi?.
-Claro, a las 5 estoy aquí, pero mañana, mejor vamos caminando.
-Vale, te espero a las 5.
-Ok – me dio dos besos y se fue-.
Entre en casa y se lo expliqué todo a mi padre, la verdad, me dio una charla de lo preocupado que estaba y que debía de haber avisado, pero no me castigó. Subí a mi habitación, me conecté al Tuenti y se lo conté por mensaje a Sandra:
‘’Má!
Hoy he quedado con Pablo, me ha llevado a un claro precioso, lleno de flores, arboles, y un rió, hemos empezado a perseguirnos y hemos llegado a un acantilado, enserio, esté lugar es maravilloso, ojalá estuvieras aquí conmigo.
Pd: Cuéntame TODO sobre tú cita con Guillermo eh. Te quiero.’’
Cerré sesión, me cambié y me tumbé en la cama con los auriculares y mi música. Me puse a pensar en todo lo que había sucedido hoy, creo que me estaba gustando ese chico, casi no pensaba en Valentín, era muy raro.

sábado, 26 de mayo de 2012

~Capitulo 5-.



~Capitulo 5-.

Tras ver el mensaje piensa que respuesta darle, pero ninguna le convence realmente. ¿Que le va a decir? Está incluso nerviosa. Ella. Un suspiro se escapa de sus labios y el sonido del chat le indica que alguien está decidido a hablar con ella.
- Princesa.
- ¡Valen!
- ¿Cómo estás? Ya me han dicho que te has ido...
- Bueno, te echo de menos y esas cosas, ya sabes. Por lo demás todo bien. Incluso he conocido a alguna persona aquí, poco a poco...
- Yo si que te echo de menos... esas tardes contigo en el parque, haciendo el tonto en tu habitación o tan sólo verte sonreír. No me creo que no estés aquí todavía.
- Me vas a hacer llorar... sabes que si por mi fuese aún estaría ahí.
- Lo sé, todo pasa por algo, y ese algo no ha querido que hoy hagamos siete meses.
- ¡Es verdad! Como pasa el tiempo, aún recuerdo el día que me dijiste que me querías...
- ¡Fue horrible!
- ¿Qué dices? Fue muy bonito.
- Si tu lo dices...
- Claro que lo digo yo, hm. Te quiero Valen, muchísimo.
- Muchísimo menos que yo.
- Cállate que sabes que no es verdad.
- Sabes que si princesa.
En ese mismo instante un grito proveniente de la cocina anuncia que alguien llama.
- Valen, he de irme. Espero que podamos hablar pronto. Te quiero.
- Hasta otra princesa. Te quiero.
Cerró sesión dejando el portátil sobre la mesa dirigiéndose a un espejo para arreglarse levemente el pelo. Baja las escaleras tranquilamente y la sorpresa es cada vez mayor al ver a Pablo en la puerta. Con flores. Sonriente.
Su corazón da un brinco en ese instante.
-Sabrina, ¿Vas a quedarte ahí mirando o vas a saludar?
La voz masculina de su padre la sobresalta y, ruborizada, se gira para indicarle que no es el mejor momento para estar él.
-Papá, ahora entro. Pero déjanos solos que tenemos que... hablar unas cosas.
La puerta se cierra tras de sí y dos besos en las mejillas la sorprenden. Que labios tan cálidos.
-Ven, vamos detrás que aquí nos van a molestar.
Tira de él encaminándose a la parte trasera de la casa, en el lugar que un roble decora el jardín con su presencia. No hay mejor lugar donde sentarse que ese, seguro.
-¿Sabes? El cambio te sienta genial. Estás más bella así que antes.
-Gracias, pero realmente es un peinado como otro cualquiera. ¿No crees?
-Yo veo preciosa.
-Bueno... ¿Y eso que has venido?
-Me apetecía verte y bueno, el que mi madre halla arreglado el jardín y me halla permitido coger algunas flores, ayuda como excusa.
-Que tierno... Pero no hacía falta que te tomaras la molestia.
-¿Molestia? No digas tonterías.
-No las digo, pero gracias por el detalle, Pablo, son preciosas y huelen todavía mejor.
Que sonrisas más reales se intercambian ese rato, cualquiera diría que se conocen de hace años y viven enamorados sin que el otro sepa nada.
Pablo alarga la mano hacia la de Sabrina en un acto de... ¿Romanticismo? Quién sabe, el resultado termina siendo tan esperanzador como obvio. Ambos cogidos de las manos y ella avergonzada.
-¿Te apetece quedar conmigo esta tarde? Te quiero enseñar un lugar fantástico.
-Claro, ¿Está muy lejos?
-Pues... a quince minutos más o menos. Pero al ir en moto entre cinco y diez.
-A las cinco estoy en tu casa.
-Allí te esperaré.
Se levantan y con otros dos besos se despiden hasta dentro de unos minutos, treinta exactamente. Se queda de pie observando las flores sonriente, notándose aturdida al poco rato. Entra en su propia casa corriendo hacia el piso superior. Ha de arreglarse. Se encamina a su armario y se decide por unos pantalones pitillos negros, unas zapatillas de marca skater y una sudadera unas 5 tallas más grande que ella. Pero le gusta. Se mira al espejo y al verse lista coge su móvil y las llaves. A paso rápido baja al piso inferior, quedan diez minutos y ella está de los nervios, mejor una pieza de fruta para endulzar la situación. Y calmar el hambre. Sobre todo calmar el hambre.
Pocos minutos pasados las cinco aparece en su casa lista para irse al lugar misterioso, mientras le espera dudosa, ¿Y si algo sale mal? ¿Y si solo es amable con ella? ¿Y si...? ¡No! ¡Y si nada! Se repite constantemente, y si todo.
-Creo que si me dejas un hueco en tu sudadera, cabemos los dos.
-¿Quieres morir asfixiado?
-Hm... No suena mal del todo.
Una carcajada inunda el ambiente al igual que el rugir del motor de su moto, una kawasaki Z1000SX color negro y verde. Espectacular. Se sube a la moto con el casco puesto y se sorprende al ver lo fantásticamente que va, lo libre que uno se siente en ella.



miércoles, 2 de mayo de 2012

~Capitulo 4-.



~Capitulo 4-.
Sonaba  la canción de ‘’The only exception’’ de Paramore en el reproductor del móvil, dejando que su alma se inundase de sentimientos considerados muertos que, por al  contrario, estaban más vivos que nunca. Se oían miles de pájaros cantando mientras que la luz entraba por su venta alumbrando aquella renovada habitación. Abrió los ojos lentamente, apagó la alarma mientras se levantaba y se estiró con delicadeza, dejando que sus huesos crujiesen un poco.
-Buenos días mundo. 
Susurró con una sonrisa en el rostro. 
Abrió el armario para poder vestirse, decantándose por unos pantalones cortos negros y una camiseta básica azul. Bajó a la cocina para poder desayunar pero, tras abrir la nevera y numerables armarios no encontró nada que fuere de su gusto por lo que al ver fruta, escogió una manzana verde. Corrió hacia el baño para arreglarse si pasarse ya que en la peluquería lo harían por ella, así que una coleta sin más estaba bien.
Tras salir a la calle con alegría y sin llegar a hacer ruido en su casa, se dirige al centro comercial observando el día tan alegre y lleno de vida, vida de esa que no te paras a pensar hasta que un día te das cuenta de que existe. Tras unos cuantos minutos de camino y sin pérdida ya que se sabía el camino por haber ido el otro día, llegó al lugar decidido, entrando con tranquilidad para observar que tan solo había dos chicas, una en la caja y otra atendiendo a las señoras:
-Hola, buenos días.
-Buenos días. ¿Qué desea?
-Me gustaría arreglarme el pelo un poco…
-Bien, siéntate en la silla y espera un rato. Ahora le atenderá esa chica.
-Gracias.
Se sentó en el lugar indicado mientras se escuchaba de lejos una conversación entre señoras mayores, entre demasiadas tonterías nombraban el hecho de que ser homosexual debería estar prohibido, que nadie merece ver tales salvajadas. Según ellas, Dios creó a Adán y a Eva, no a Eva y a Maria Luisa. Alucinó con la conversación y se acercó a ellas, formulando una pregunta que la carcomía por dentro.
-Perdonen que las moleste, pero... ¿Que las hace pensar que los homosexuales no tienen los mismos derechos que ustedes?
-¿Perdona? No se quién eres ni tan sólo me importa, pero vamos, es fácil. Son desviados. Eso es una enfermedad que parece que se contagie. No está claro que personas así vivan como los demás. Deberían matarlas.
¿Perdón? ¿Había escuchado bien? Demasiada tontería para sus oídos.
-Crean lo que quieran pero, tengan claro que, si ustedes son unas reprimidas sexualmente hablando, que no han llegado más allá del típico 'polvito' con su marido para tener a los hijos, si su mente retrógrada no les permite llegar a ver más de lo que sus rodillas indican y si tan sólo no son capaz de empatizar con la gente que realmente desea a otra persona de su mismo sexo, no hay nada más que hablar. Realmente las que deberían no estar en la calle son ustedes. 
Y conforme lo dijo, se fue de nuevo observando los rostros blancos de las dos señoras. Quizá no le guste esa gente, quién sabe, pero no son nadie para decir a quién debe querer quién. 
-Ven cielo, siéntate aquí ¿Qué quieres que te haga en el pelo?.
-Pues me gustaría teñírmelo entero de azul y cortármelo hasta un palmo más debajo de los hombros.
-Claro, en una hora lo tenemos todo hecho. 
-Muchísimas gracias.
Estuve allí una hora como le había dicho y tal como terminó su trabajo Sabrina se miró al espejo con la mayor de las sonrisas. Había escogido un color excepcional. 
Tras pagar lo que debía a la dependienta, se dirigió sin prisas a un quiosco para comprarse una revista cual leer más tarde, alguna como 'Muy interesante.' Después de aquello, decidió que mejor conocer aquel lugar ya que será el que la vea crecer un tiempo.
Tras llegar a casa unas horas más tarde, su familia ya estaba despierta y pidiendo con sonrisas que la nueva Sabrina se presentase ante ellos.
-¿Sabrina?
-Dime.
-Ven a la cocina que te veamos.
Fue  la cocina contemplando la escena. Su padre haciendo los pasatiempos del periódico mientras Sara se pintaba las uñas. Jamás entenderá por que es tan... Pija, por decirlo así, ella es más simple de lo que a simple vista parece.
-Wow. Que cambio Tabby... te queda genial.
-Bueno, mal no te queda, pero demasiado repentino ¿No crees?
-A mí me gusta así papa…
-Bueno es tú decisión. ¿Has vuelto a ir de compras?
-Para nada, esta vez no. 
-Tabby, ¿Luego quieres jugar conmigo un rato al tenis?
-No me apetece.
Subió a su habitación acariciándose la melena, esperando tener un mensaje de su mejor amiga. Después de encender el ordenador y revisar las notificaciones se dio cuenta de que si había uno.
’¡Sabrina!
¿Ya te has ido? yo creía que te ibas hoy… Me habría gustado hacerte una fiesta de despedida o algo... Bueno, ¿Cuándo volverás? Ya sé lo duros que han sido estos meses cariño, pero hay que continuar, no se puede hacer más..,
Yo también te echo de menos tonta, pero te quiero TODOS los días y que leas mis mensajes, quiero saber de ti.
Pd: Adivina que chica esta noche tiene una cita con Guillermo.
Ya me estás contando TODO sobre allí.
Tequiero''
Nada más leerlo sonrió, aún recuerda cuando se conocieron. 





El día amanece como otro cualquiera, como si el flujo del tiempo continuase pese a que nadie quiere que lo haga. Pero sin el como. Son las 11'30 horas de la mañana y todavía no se ha levantado de ese caparazón echo de mantas y sábanas. Apenas se le ve. Escucha el timbre mientras corre a abrir con prisa levantándose dejando que sus rodillas caigan al suelo, demasiado pronto para que alguien la venga a molestar, deberá poner horarios o alguna cosa.
Abre la puerta y para su sorpresa está Selene junto con una chica, la cosa es que... no sabe quién es. Las mira a las dos y a ambas saluda por igual mientras les invita a pasar a su desordenada casa. Cuando entra Selene mira a Laura y susurra.
-Sabrina, tengo que contarte algo.
-Dime, dime. 
Por aquel momento Selene era su mejor amiga pero, por cosas del destino, eso ya no es así.
-Ella... Ella es Laura. Mi pareja.
-¿Pareja?
-Así es, estamos saliendo.
La mira y una sonrisa se dibuja en su rostro, ¿Quién diría que la persona que más conoce y más la conoce a ella le iba a contar algo así? Realmente le alegra, le gusta verla feliz y, así, parece que lo es sin duda alguna. 
-Me alegro un montón, Sel, además, mientras seas feliz, como si sales con un pez de colores.
Las tres ríen a carcajadas durante un momento, dando dos besos a la que por un tiempo llamará cuñada sin serlo. 
Pasan las horas y la tarde cae en aquel lugar mientras las horas han pasado entre chistes, juegos, risas, historias, etc. El fin de un día llega y apenas se han dado cuenta. Pero Sabrina si se ha dado cuenta de que entre ellas dos existe feeling, lo que dicen que hay entre la persona que quieres y tú, una conexión... más allá de lo físico, más allá de los límites. Conectan. 
Cuando llegan las nueve de la noche, ambas deciden que ya es la hora de volver a sus casa cada una por su camino, no están preparadas todavía para que sus padres tengan constancia de una relación así, quién sabe como se lo tomarían. Unos católicos de domingo a misa seguramente la echen de casa, hagan que se mude, llamen a un cura para curarla de lo que suelen llamar 'enfermedad' o demás cosas que sólo la gente tan como ellos haría. Se terminan de despedir en su casa para poder pasar bien la noche, esperando los mensajes en las redes sociales de la otra bajo la atenta mirada de Sabrina. 
Desde aquel momento, no ha dejado de hablar con Laura, comparten más cosas de las que nadie quiere creer. 




martes, 1 de mayo de 2012

~Capitulo 3-.



~Capitulo 3-.
-Sabrina despierta. Ya está echa la comida.
-Ammmpf..
-Despierta…
Abrió los ojos poco a poco y se levantó totalmente dormida, sin fuerza apenas por este pequeño detalle. 
-¿Qué hora es?
-Las 14’30h. ¿Ves como te has quedado dormida?
-Bah, da igual. Eso es que estaba agotada.
Se sentó en la mesa. Como de costumbre Sara delante y su padre a la izquierda de Sara, y su derecha, presidiendo la mesa. En la televisión estaban haciendo ‘’Los simpsons’’, un capitulo repetido. Acabó de comer y cogió mi móvil. No había nadie en la red social que solía frecuentar con quien le interesase hablar. Le mandó un privado a su mejor amiga Laura. 
‘’¡CARIÑO!
Tía, que me he tenido que largar de todo, esta mañana sobre las 7 mi padre, yo y Sara nos hemos ido. No aguantaba más, necesitaba un cambio de aires, un lugar donde nadie supiera nada de mi historia, de la de mi familia.
Ni siquiera sé donde estamos, es de locos. Pero por ahora todo está bien.
Te echo de menos Mejor Amiga… cuando lo veas contéstame ENSEGUIDA que nos conocemos ya de muchos años.
Tequiero.’’
Lo envió y cerró sesión. Que tarde más aburrida le esperaba:
-Papa, ¿Sabes donde está mi álbum de fotos?
-No lo sé. Estará en las cajas, ya las iremos desenvolviendo y lo buscaremos.
-Está bien. Me voy a arreglar mi habitación un poco.
-Lo que quieras.
Subió con unas bolsas de basura y el bote de pintura verde con las brochas. Tenía que hacer aquel lugar suyo. Apartó la cama, tiró los posters, excepto el de la foto de la portada de uno de sus famosos discos de Pink Floyd 'The dark side of the moon', lo puso encima de la cama, al igual que un peluche que quería quedarse, era un conejito blanco con el interior de las orejas verde con flores, le recordaba a uno que le regaló su abuela antes de fallecer. Abrió el tragaluz para que entrara la brisa de aquel día mientras se recogía el pelo para ponerse a ello. Pintó todas las paredes a excepciónde una que era de madera, parecía que fuera de un buen árbol pero quizás demasiado oscura, aunque quedaba perfecto con el parquet del suelo. El colchón estaba bien a diferencia de la cama, lo que hizo que que decidiese tirarla y,para dormir aquella noche, poner una manta bajo el colchón.
-¡Papá! – gritó desde su habitación-.
-¡Dime!
-¡Sube a ayudarme!
-¡Voy!
Subió en un momento y le ayudó a tirar la cama junto con la bolsa de basura. Aquel sitio ya era más suyo de lo que pretendía
-Papa, me voy a la ducha ¿Sabes donde está Sara?
-Sí, está arreglando su habitación también. Échale una mano.
-Vale. 
Fue a ver como iba para quedar atónita de como estaba quedando: Las paredes moradas junto con una cama en medio con algunos peluches de ella; un armario grande que podría decirse que ocupaba más de media pared, a Sara siempre le han gustado las cosas así, suficiente espaciosas para llenarlas. Ella dibujaba su nombre con permanente negro sobre la pared, tenía buena caligrafía y sabía dibujar muy bien por lo que quedaría perfecto.
-Está preciosa Sara.
-Lo sé. Ya me siento cómoda en esta habitación. Antes era muy blanca.
-Sí, la mía era igual, tenía algunos posters y unos pocos peluches rotos y sucios.
-Esta era totalmente blanca, con la cama blanca, y el armario de madera. También tenía ese cuadro de ahí. -Se giró para señalar un cuadro de grandes dimensiones que representaba una escena campestre junto con caballos.- Es bonito, pero quiero ponerlo encima de la cama.
-Si quieres, te ayudo.
-Vale.
Cogieron un clavo y un martillo para ponerlo en la pared, atando una cuerda al cuadro para más tarde colgarlo. 
-Queda genial.
-Sí,  ahora solo queda que rellene un poco la habitación con muebles. Mi mesa, el sofá, mi teléfono, mis libros, todo.
-Sí, pero eso hasta que no acabemos con las cajas será difícil.
-Ya... hoy lo dejaré así y continuaré con la pared, quiero dibujar más cosas.
-Está bien. Voy a darme una ducha que creo que la necesito, me siento llena de suciedad.
-Adiós.
Se metió en la ducha y se relajó, estaba cansada se había pasado toda la tarde pintando y arreglando aquel lugar. Era ya casi la hora de la cena por lo que acabó de ducharse y se vestió con una camiseta larga con un dibujo de una medusa y unos pantalones largos viejos con mis chanclas. Se peiné y se sequó el pelo, la verdad, tenía que cambiárselo un poco, ese moreno oscuro no le sientaba nada bien. Tras un suspiro y observarse detenidamente se hizo una coleta para bajar a la cocina:
-Papa, ¿Siempre estás aquí metido?
-No, pero tendré que haceros la cena ¿No?
-Sí... bueno escucha, que mañana me iré al centro comercial y me iré a la peluquería, ya que cambió de vida, cambio de peinado ¿Te parece?
-Hija, tienes 16 años, puedes hacer lo que quieras, pero dentro de un límite.
-Me iré cuando me despierte para estar aquí a la hora de comer.
-Vale.
-Papa, yo no tengo hambre, no me hagas nada para cenar. Me voy a ver la televisión.
-Vale. Si te duermes te despertaré cuando me valla a acostarme.
-Eso espero, que creo que eres lo suficiente capaz como para dejarme ahí tirada horas.
Le mira con una sonrisa y niega tras darle un beso en la mejilla, caminando hacia el sofá para poder tumbarse y ver un rato alguna serie policíaca de las que tanto le gustaban.
Tras unas horas de sueño, alguien logra despertarla de aquel estado casi mágico.
-Sabrina… despierta hija. Son las 12, ve ala cama.
-Ammpf..
-Venga, que es tarde.
-Voy… –Dijo con una voz demasiado dormida-.
-Venga, te ayudo.
Le cogió las piernas bajándolas del sofá, mientras le cogía de los brazos y le ayudó a levantarse. Subió a la habitación con lentitud, no se puede esperar demasiado de alguien que acaba de despertar, por lo que tardó unos minutos en descansar sobre su cama.




~Capitulo 2-.



~Capitulo 2-.
Su padre apareció con su descapotable negro  y con una camisa color malva, iba muy arreglado para recoger a sus hijas. Entraron al coche y olía a colonia:
-Papa ¿Y esa colonia?¿Dónde vas tan arreglado?
-A por mis hijas favoritas –Justo en ese momento se giró y miró a las dos chicas atrapadas en una montaña de bolsas de ropa.- ¿Qué tal la tarde?
Arrancó el coche conforme iban hablando, era poco trayecto, pero demasiado para las bolsas y la pintura. 
- Perfecta, llevamos unas cuantas bolsas, la verdad, luego nos hemos parado en un Starbucks. Ha sido bastante buena la tarde.
-Y tú Sara ¿Te lo has pasado bien?
-Mucho. Necesitaba ya irme a comprar ropa y despejarme.
-Sí.. estos meses han sido muy duros.
En ese momento llegaron a la casa. Aún no me podía creer que viviera en una casa como esa. Es demasiado grande para ellos tres.
Al entrar en casa y llevar todas las bolsas a su habitación correspondiente,  bajaron a la cocina:
-Sabrina, ¿Puedes ir a comprar arroz?
- Em.. claro, Ahora vengo.
-Gracias, y no olvides las llaves.
-¡Si!-Gritó desde la puerta al compás que cogía las llaves, que casi olvida.-
Al salir aún estaba allí. Cerró la puerta y se dirigió a la casa, estaba nerviosa, ¿Qué pensará de mí?¿Le pareceré guapa? Seguro que ya tiene novia.. con lo guapo que es... Llegó a aquella espectacular casa y le saludó:
-Hola -Empezó la conversación él con una preciosa sonrisa, cualquiera diría que es ensayada para aquel momento.- ¿Querías algo?
- Hola. Sí. Nos acabamos de mudar y no sabemos donde están las cosas.. ¿Me podrías decir un centro comercial?
-Claro, si quieres te llevo, tengo que ir a por unas cosas.
Entró en la casa y al cabo de unos minutos salió vestido, sacó la moto y le dio un casco:
-Sube, en diez minutos estaremos aquí.
-Muchísimas gracias de verdad.
-Tampoco es para tanto mujer, de todas formas tenía que ir.
 Subió en la moto con cuidado, no quería dañarla. El viento daba de frente contra sus brazos y sus piernas, la sensación de libertad era increíble. En unos pocos minutos llegaron a un pequeño supermercado de por allí cerca. Le acompañó a por el arroz y a por sus cosas. Fueron a pagar y al sacar la cartera, se dio cuenta de que le faltaban unos pocos céntimos. El chico, con toda la amabilidad se los prestó:
-Muchas gracias, te prometo que te los devolveré sin falta.
-¡QUE DICES! Si solo son unos céntimos. De nada. Olvídalos.
-¿Seguro..? Da igual te los devolveré.
-Cabezona.
-Un poco.
-Venga vamos que te reñirán.
Salieron del supermercado y, tras repetir el proceso de la moto, llegaron a casa:
-Muchas gracias… ehm…¿Cómo te llamas?
-Pablo. ¿Y tú?
-Sabrina. Pero llámame Tabby.
-Bonito nombre.
-Gracias, el tuyo también es bonito.
-No lo creo. Pero sí a ti te gusta, te lo cambio.
-Esta bien. A partir de ahora me puedes llamar Pablo. Encantada
Le entregó la mano de manera de saludo y a la vez de burla, totalmente divertida.
-No me vaciles. Que Sabrina es más bonito.
-No creo. Bueno gracias ‘’Sabrina’’ por llevarme y ayudarme a comprarlo.
-De nada. Cualquier cosa ya sabes, llámame, ‘’Pablo’’.
Le dio dos besos y se fue a casa con una sonrisa de oreja a oreja. Estaba feliz, el chico era muy agradable, más de lo que a simple vista parecía. Entró en la cocina a pasa suave, como si flotase en una nube de la cual no caerá. 
-Ten papa, el arroz más barato que había.
-¿Estará bueno?
-Yo que sé. Compruébalo.
-Eso haré tranquila.
-Me voy a ver la televisión un rato.
-No te duermas.
-¡Que no tengo 5 años!
-Lo sé hija, pero te sigues durmiendo.
-Eso no es verdad...
Se fue al sofá a ver la televisión. Aún era pronto y estaban haciendo ‘’La ruleta de la suerte’’, un programa que, bueno, no es de sus favoritos pero lo tolera. 


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