Momentos para recordar.

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Podemos volar.

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martes, 10 de julio de 2012

~Capitulo 19-.


~capitulo 19-.
Cuando abrí la puerta, un fuerte olor a perfume invadió mis sentidos, le miré de abajo arriba, y me pare en su cara, era de niño, lo admito, era irresistible, tenía los ojos marrones oscuros, podrías perderte en ellos y no volver a salir. Una boca, como explicarlo, besable, irresistible, no sé. No podrías describir con certeza a aquel chaval, solo puedo decir que era impresionante. Fuertes brazos, abdominales muy marcados, largas piernas, era el doble que yo, y eso que yo no soy muy bajita que digamos. Parecía un chulo, pero valla chulo. Se me erizó el vello de los brazos, estaba parada delante de… ¿Cómo se llamaba? Madre mía, ¿Qué me pasaba? No podía soltar palabra, no podía dejar de mirar sus increíbles ojos, me sonrió, que calor empezaba a hacer allí… noté que alguien hablaba ¿Era a mi?:
-¿Hola…?
-Ho-hola, lo siento, me he puesto a pensar y ya sabes…. Jajaja.
-Jajaja, no pasa nada preciosa. Soy Alex, el primo de Òscar – Se dobló casi entero y me dio dos besos – encantado.
-Joder, le debo una muy grande a Òscar – susurré – Soy Sabrina, encantada, anda pasa jajaja.
Me volvió a sonreír, entró y cerré la puerta. Soy Imbécil. Me giré y lo ví caminar, vacilaba un poco, tenía las piernas fuertes, espalda de nadador y ¡QUE CULO! Ese chaval, definitivamente, no era normal. Me estaba poniendo muy nerviosa. Pablo, Sabrina, Pablo…
Volví en mí y le seguí hasta el jardín donde estaban todos. Dejó sus cosas y todas fueros a saludarle, miles de besos, miles de ‘’¡Alex!’’, que guarras. ¡SABRINA¡ ¿Qué narices estás diciendo? Soy un caso. Llegué al jardín y abrí una cerveza, mahou, y empecé a bebérmela. Me senté en la sobra, donde las chicas en una hamaca color blanca con las patas de caoba. Le estaba mirando de reojo, Se quitó la camiseta y se zambulló en el agua, cuando emergió zarandeo la cabeza a los lados varias veces y se llevó las manos a la cara, para quitarse cualquier resto de agua. Apoyó las manos en el borde, y empezó a subir otra vez. Tenía la piel cobriza, y con las gotas y el sol detrás estaba de infarto, palabra de mujer. Caminó hacia mi y me volvió a sonreir. ¡PARA YA SI NO QUIERES QUE ME DE UN INFARTO!:
-¿Me pasas una?
-Claro, ten – le lancé una Amstel – espero que te guste jajaja.
-Eso espero, ¿Qué tal? Òscar me ha hablado muy bien de ti.
-Uis – me sonrojé – no le hagas mucho caso, es un mentiroso jajaja.
-No lo creo, por el momento, no me ha mentido.
-¿A qué te refieres?
Le dio un trago, sonrió de nuevo y se alejó donde los chicos. ¿A qué se refería? En ese momento Thais soltó que tenía hambre, llamamos a todos para que se sentaran a la mesa. Mientras, yo, Sara, y Andrea, entramos a servir la comida. Maica entro a por hielo y lo sacó. Al rato ya estaba la mesa servida, todo terminado y todos riéndonos con un helado en la mano. Mientras lo lamía, se partió por la mitad y se me calló en la tripa:
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAH!-grité- ¡Qué frío!
Todos se reían y yo con una servilleta lo cogí y me lo metí en la boca, no iba a desperdiciarlo. Corrí hacia las piscina y caí en plan plancha, que dolor de estomaga. Emergí y todos reían. Eran fantásticos. Cuando salí, le pregunté a Thais si me dejaba poner música. Enchufé el móvil a los altavoces, y empecé a buscar canciones. Al final me decidí por ‘’La reina de la discoteca’’ de Kevin Florez y Street brother. Lo puse al máximo y Salí gritando y bailando al jardín. Las chicas se levantaron y en piña empezamos a bailar. Los chicos, al final, cedieron y también bailaron, bueno, si se le puede llamar a sí. Cogí a Laura en brazos y la lancé a la piscina, cuando alguien me empujo por detrás y también caí al agua. Era Yerai, Salí corriendo y me tiré encima suya, le sonreí maliciosa y empezamos a dar vueltas por el césped. En ese momento, Luis, Jose, Alejandro y Òscar se unieron. El montoncito encima mía. Llegaron las chicas corriendo, riéndose que se ahogaban por mis gritos de socorro, pero no consiguieron sacarme. Llego Alex, me tendió una mano y me sacó de aquel montón, aún no se como lo hizo. Solo se que cada vez que me tocaba me recorrían escalofríos por todos los lugares, le miré a los ojos como pude, e intenté articular palabra:
-Gracias por sacarme de aquí cielo, me estaban aplastando jajaja.
-Si si si, un poco más y no vuelvo a verte jajaja.
-Oie, una duda que tengo desde ya hace un rato… ¿Cómo es que no querías salir con tus amigos?
-Pues porque he roto con mi novia, me puso los cuernos, no se lo voy a perdonar, y no me apetecía que mis amigos me lo repitieran.
-Te entiendo hace unas noches me pasó lo mismo… pero los amigos son los amigos.
-¿Tienes novio? Qué suerte tienen algunos.
-Algo así, nunca me ha pedido, pero más o menos, sí.
-¿Qué pasó?
-Pues la otra noche, cuando estábamos de fiesta, me viene a traer a Thais con tú primo, y cuando volví a la discoteca, se estaba liando con otra…
-Dios, a mi ex se la tiraron, un buen amigo, yo el dije que lo hiciera, no me fiaba de ella y ya me habían advertido lo suelta que era, no me lo creí hasta que me lo contó el.
-Joder, cuanta guarra suelta. Teniendo a alguien como tú, y te los pone. Dios, no merece la pena.
-Ya ves… lo peor es que estaba enamorado de ella… y tampoco valgo tanto, flipá jajaja.
-Ts, que no so una flipada  - le golpeé suave en el brazo – jajaj, ¿Bailas?
-Venga.
-¿Qué canción quieres que bailemos?
-‘’Love is a gamble’’ de Victor Magan.
-Venga.
Entré en la casa y la puse, salí  y me cogió la mano, no se como, pero terminamos en la piscina, mojados, de nuevo. Empezamos a bailar en el agua, como se podía, entre risas, al final todos se apuntaron y se montó una buena… Cuando miré la hora, eran las 5 ya. Me tenía que ir a limpiar a casa. Me despedí de todos y cuando estaba saliendo por la puerta con mis cosas y el vestido, alguien me cogió la muñeca:
-¿Te vas ya?
-Sí, tengo que ir a limpiar mi casa, lo he prometido… pff..
-Quédate un poco más.
-No puedo, de verdad, si quieres esta noche, quedamos o algo.
-Vale. ¿Tienes tuenti?
-Claro, Sabrina Botilecci.
-¿Eres Italiana?
-Por parte de padre, el no tiene el mismo apellido, se lo cambió y se hace llamar Fernandez.
-Me gusta tú apellido, más que el de tú padre jajaja. Porcierto, soy Alex Martinez.
-Genial, nada más llegar a casa, me conecto y te acepto.
-Vale – me dio dos besos – hasta luego preciosa.
Le sonreí y cerré la puerta. Mientras caminaba hacia mi casa, no dejaba de pensar en el, ni en Pablo. 


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